me siento a desvestir los retratos que en algunas veredas dejamos caer,
no conoceré ese futuro que alguna vez dibujaste sonriente.
Ahora que las caricias se sienten tan sinuosas en un incierto paisaje,
me confiezo enamorado de cada paso que en mi cuarto has dejado
y me veo, como siempre, rasgando el aire a la espera de captar con mis fosas algún aroma tuyo extraviado en mi cuerpo.
solía recorrer la vida envuelto en tus dedos, y en ese espacio imperante, sentirme invencible.
Quería verte un segundo más, extenderte mis brazos y desenvolverme en el eco de tu voz;
si alguna vez vuelvo a verte, me dice el sonido del viento, tendré que escapar para no congelarme y ponerme a temblar.
Quiero dejar caer, con un último aliento, el universo sobre tu cama
y llorar, a tus pies, siempre a tus pies,
delicados y delgados, que ataviaban mi rostro en nuestros momentos más lúdicos.
Y a aquellos retratos destazados sobre el largo camino que me toca emprender,
decirles adiós por última vez.
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