martes, 25 de octubre de 2011

La fuga de dos dioses

Llega la calma sobre un vaso de vodka,
el vapor que emana de tus labios ensaya un baile en la ventisca,
y caen, tristes, las colillas sobre la inflada madera.
Mis pupilas navegan las huellas de tus gestos,
en realidad es tu sonrisa la que me embriaga.

Dejamos atrás las puertas y
confundimos nuestras manos a la vez que sigues cantando una razón,
vas delicado, con de envidiable galope,
galgo de fina estirpe.

Me acompañas por los rincones de esta isla,
narrando con imágenes los secretos que esconden las montañas,
te miro desde abajo, deseando que alguna gota de tu néctar
resbale entre mis labios.

Por momentos, sin desearlo, me pierdo entre tus parajes,
escucho tus sonidos ambientando esta aventura,
quiero sorber la magia que despierta tu calor,
dormir en el monte que se erige cuando cierras los ojos agitado
y fundirme con tu aliento.

Las horas corrieron por esta habitación,
acallando los gritos del limbo de concreto,
la burbuja de etéreo vapor que nos cobija,
escapa por cada rendija y nos señala una nueva salida.

1 comentario:

  1. Muy hermoso, dibujas un encuentro pasional de manera exquisita:"escucho tus sonidos ambientando esta aventura,

    quiero sorber la magia que despierta tu calor,"

    "la burbuja de etéreo vapor que nos cobija,

    escapa por cada rendija y nos señala una nueva salida."

    Si asi escribes con tu pluma oxidada, espero poderte leer en plenitud.
    Es un placer leerte. Anatema.

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