viernes, 21 de octubre de 2011

El devenir de las eras

El llanto del viento va cesando,
aún llevo empañadas las ventanas de este corazón,
temo reconocer que me cuesta
presagiarnos una eternidad conjunta;
mas quiero aproximarme a las cortinas y derretir con mi aliento el frío manto de hielo,
tender un puente entre los dos
y correr con infantil inocencia a tu regazo.

Me ves recortándote en el cielo?
Soy yo quien juega con el firmamento armando tu nombre una y otra vez,
en este lienzo infinito,
combinaré mis letras con tu arte y daremos luz a una nueva identidad, viva y frenética.

Te tengo apuñalado en el alma,
imposible expulsarte de mi mirada,
infinito entre mis brazos, soportando el frío dolor,
esperando el momento preciso para penetrar
y no salir más de mí.

La vida nos regala un nuevo despertar,
es tu mano la que roza mis piernas entre sueños
y eleva mi ser al exterior,
soy un cometa y tú la estela que dejo en la orilla del mundo.

Imbuidos, indelebles, tus ojos en los míos,
sabrá el tiempo regalar su don sobre este matrimonio,
te siento omnipotente,
yo sólo el fiel devoto de tus deseos más humanos,
quiero ser la compañía que has de estar buscando,
el que acaricie tu pie cuando las rocas se afilen,
quien soporte tu cuerpo cuando te venza el cansancio,
en quien duermas tus sentidos cuando la oscuridad abra un umbral.

Eres tú, siempre tú, quien anuda los espejos
y bate mis alas en silencio,
quien recuerda mi nombre en las mañanas
y me dicta la conciencia,
a quien pertenezco, de donde provengo y a donde me dirijo,
quien sabe amarme cuando todas las voces se han callado
y rompe con su sol las fronteras.

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